Sobre el balneario

Sobresaliente en el litoral oceánico del Uruguay está la estrecha península de Punta del Este, separando al Río de la Plata del Océano Atlántico.

Sus dos caras marinas, la ‘Mansa’ mirando al oeste y la ‘Brava’ hacia el este, separadas por tan sólo un kilómetro, se han transformado sin prisa pero sin pausa, desde la inauguración del primer hotel en 1889, en el punto preferido de decenas de miles de personas del país y la región para pasar el verano.

Por excelencia es desde hace décadas el lugar preferido del glamour, la belleza y del consumo sofisticado tanto del Uruguay como de todo el Atlántico Sur del continente.  Argentinos, brasileros, europeos y estadounidenses son, en ese orden, los más asiduos visitantes internacionales de Punta del Este y sus alrededores, además, claro está, de los dueños de casa.

El balneario tiene una bellísima rambla (costanera o paseo marítimo) y un puerto deportivo en donde es posible admirar los más elegantes y caros yates, además de compartir un atardecer con los lobos marinos que se acercan a los veraneantes.  La línea costera está coronada por un faro de 45 metros de altura erigido en 1860, que acompaña con su luz el ir y venir de las olas y mareas.

Si bien el agua en estas latitudes no es cálida, la armónica belleza de sus playas, su blanca arena y aguas azules dan un marco incomparable tanto para divertirse como para encontrar la paz.  Así, las playas Mansa y Brava son el equilibrio perfecto, la primera para disfrutar en familia y con niños, y la segunda, de aguas más agitadas, anima a los deportes a vela durante todo el año.  Como agregado insustituible están la Isla Gorriti en la Mansa y la Isla de Lobos mirando a la Brava.

Toda el área que rodea a la península se amalgama con otras playas cercanas como la de Las Grutas, Punta Ballena, Portezuelo, Chihuahua, La Barra, Manantiales y José Ignacio.  Uno puede más que agradecer a la naturaleza ante tal escenario.

Como no puede ser de otra manera, el balneario cuenta con excelentes hoteles como el Conrad de 5 estrellas (cadena Hilton) y el clásico Hotel San Rafael, entre muchos otros.  Además, como columna vertebral de la península está la Avenida Gorlero, entorno a la cual nacieron los restaurantes, cines, casinos, y otros espacios comerciales que le han dado vida desde el inicio mismo del turismo como actividad social y económica de gran importancia para el Uruguay.